Filosofía Podada

Friday, October 20, 2006

EL INSOPORTABLE PESO DE LA LIBERTAD DEL OTRO

Raras veces las personas que intervienen en las relaciones humanas están de acuerdo en que tales relaciones se desarrollen en términos de igualdad, simetría o equivalencia. Es decir, que se basan en situaciones injustas (‘inicuas’), de salida. Por eso se han creado escalafones, rangos, autoridades. Se terminaban las guerras mediante convenios tributarios de vasallaje. Un sargento le propinaba un bofetón a un soldado, pero éste no se podía defender. Un maestro le daba un paliza a un alumno, y el padre lo amenazaba con otra. El orden lo establece el más fuerte. Mientras uno esté dispuesto a someterse al otro, tales relaciones se pueden mantener en un clima relativamente pacífico y aparentemente cordial. Cuando eso no se da, se va creando un ambiente de nerviosismo, de inestabilidad e incluso de violencia. En esta situación, lo normal es que se intente anular al insurrecto. Tal es el caso resultante del cambio de papel de la mujer en la relación de pareja. Hasta hace poco tiempo, ella aguantaba todo. Se reconocía torpe e inculta. Aceptaba que su marido le pegara ‘lo normal’. Sabía que tenía que ser recatada, virtuosa, obediente y siempre dispuesta a las apetencias del compañero (‘semper parata ad coitum’ que decía Juvenal), por obligación (era el ‘débito’ conyugal del Derecho Canónico). Todos estaban de acuerdo, y Dios el primero. Pero hete aquí que un día dice que no le apetece. Otro día se atreve a manifestar que no le da la gana, y finalmente osa amenazar diciendo: “¡Como sigas así, me voy!”. El macho se siente totalmente desorientado y ofendido. ¡Ha blasfemado! ¡Hasta ahí podíamos llegar!. Coge la escopeta y, en vez de pegarse un tiro, la asesina a ella mientras duerme. Este macho ofuscado dispara también sobre sí mismo. No pudo soportar el peso de la libertad de ella.

Millás

Millás: Empiezo siempre a leer vuestro (mi) periódico por la columna de la contraportada (sé que hay más gente como yo). Casi todas me gustan, normalmente. Pero me impresionan sobremanera las de JJ Millás. Algunas son trasunto perfecto de una genial novela (pero no sólo en la estructura, sino con todos sus adornos y efectos específicos). Cada columna suya a mí me parece un paradigma científico. Decir tanto en tan poco espacio, y con tan pocos elementos, es el ideal de la ciencia a lo largo de toda su historia. No me extraña que le guste leer a Kuhn. Es como hallar la solución a infinitos problemas con una pequeña y ridícula fórmula. Los profesores de Literatura deberían estudiar este ‘fenómeno’. Pero también los de Física, y los de Filosofía… Recomiendo recordar, como ejemplo próximo, ‘Priklopil’ (15-9-06), donde da una lección preciosa de psicoanálisis y otra grandiosa de novelística. No parece importarle que le ‘copien’.
¡Que siga!