Filosofía Podada

Thursday, April 23, 2009

LA DEMOFRATSIA COMO ÚNICA FUNDAMENTACIÓN RAZONABLE

PREÁMBULO
A partir de un cuento sobre valores, el profesor de Eticología realiza en su clase una interesante representación.
Todos los alumnos miran extrañados. El profesor de Eticología entra en clase, portando con una mano un gran florero de cristal, de unos 30 centímetros de alto, y en torno a 20 de diámetro por la entrada. Y con la otra mano un bolso de viaje, cogido por el asa. Coloca el florero encima de la mesa y el bolso sobre la silla. Después del saludo protocolario, muestra a sus alumnos el florero perfectamente limpio y totalmente vacío.
- ¿Cómo veis este recipiente?, pregunta.
- Vacío y reluciente, se oyó decir.
Entonces abre el bolso y extrae de su interior dos bolas rojas de billar. Introduce una dentro del florero y la deposita lentamente en el fondo. Coloca la otra a un lado de la superficie de la mesa. Saca a continuación una bolsa opaca llena de pelotas de golf. La va vaciando despacio dentro del envase hasta que ya no caben más.
- ¿Cómo lo veis ahora?, pregunta de nuevo.
- Completamente lleno, dijeron los alumnos.
Mete la mano de nuevo en el bolso y extrae otra bolsa que contiene bolitas de plomo. Intenta vaciarlas también en el receptáculo y consigue, mediante movimientos suaves de agitación del envase, que se vayan rellenando los huecos existentes entre las pelotas de golf. Cuando ya no caben más, les pregunta otra vez, y los estudiantes responden que ahora sí está lleno.
Una vez más, toma del interior del bolso una taleguilla que contiene arena. La va vaciando dentro del florero hasta que rellena todos los pequeños huecos que quedaban entre la bola de billar, las pelotas de golf y los perdigones. Remueve todo con suave ritmo hasta que parece que ya no queda espacio para nada más.
- Ahora está totalmente lleno, ¿no?
- Ahora sí, dicen todos.
Sin embargo, el profesor visita de nuevo el fondo del petate y coge una botella grande llena de café. Comienza a vaciarla lentamente por la boca del florero y todos iban viendo cómo el recipiente aceptaba todavía gran cantidad del oscuro y oloroso líquido. Ahora sí que está lleno del todo, afirma seguro el profesor. Se hicieron generales las sonrisas y las caras de sorpresa también.
Después de unos instantes, se fue haciendo el silencio, como esperando una explicación. Y efectivamente el profesor se la dio: Esta representación, les dijo, es como un cuadro compuesto por cinco láminas, una filosófica (aprender a pensar) y cuatro eticológicas aprender a 'valorar' para saber lo que se debe hacer).
Aspecto filosófico

Contra lo que parecía al principio, la vasija no estaba totalmente vacía, puesto que el vacío total no existe, al menos al natural. Pero es el modo de hablar cuando se trata de pensamiento 'relativo', es decir, que decimos que no hay nada si no está presente ninguna de las cosas a las que supuesta o expresamente nos estamos refiriendo. Por eso es preferible decir 'cero' (ningún o ninguna) a decir 'nada' (ausencia de ser). Ya que el 'cero' sólo hace referencia a la ausencia de elementos pertenecientes al conjunto de que se trate (y 'ninguna' significa 'ni una'). No se trataba aquí de la nada absoluta. Después, habéis ido viendo cómo respondíais con excesiva seguridad, en vez de hacerlo siempre con cierta duda o cautela, mediante un 'según' previo. Por ejemplo:
“Según. En cuanto a bolas de golf, si está lleno, porque no cabe ninguna más”. Etc.
Esto nos enseña a pensar, es decir, a tener en cuenta todos los elementos y aspectos que intervienen en una situación o problema, y a valorar su función en el conjunto.
Es una tarea complicada, si se pretende hacerlo deprisa y a la perfección, pero, a un cierto nivel, si nos informamos, si practicamos y si nos conformamos con aproximaciones razonables y progresivas, no suele ser muy difícil.
Aspecto eticológico
A veces, lo más importante termina por pasar casi inadvertido. Las bolas rojas significan los valores básicos, los que representan el presupuesto inalienable de todo lo demás. Se trata de la vida de cada persona, y de aquello que cada uno considera el mejor modo de vivir, es decir, la felicidad.
El alfabeto griego empieza con la letra 'alfa' y termina con la 'omega'. Suelen utilizarse estas letras para indicar el principio y el fin de algo valioso. Veis que esta tiene marcada las letras 'alfa' y 'uve', para significar lo primero y la vida, es decir, que para todo ser vivo la primera condición ineludible de su existencia es la vida. Por eso, para el ser humano, la vida no es un valor, sino 'el' valor. Esta otra bola lleva grabada la letra 'omega' y una 'u', para indicar que se trata del objetivo último a conseguir y del ideal a lograr, expresado en lo que podríamos denominar 'utopía' personal e individual, enmarcada dentro de una determinada utopía social.
La palabra 'utopía' no significa algo imposible, sino simplemente que todavía no se da en ningún sitio ('ou'= no; 'tópos'= lugar). Es un ideal.
Sobre el hecho de vivir hay poco que discutir, porque apenas nadie está dispuesto a dudar sobre su valor, se da por supuesto. De lo que sí hay mucho que hablar y estudiar es de cómo vivir, y de qué es razonable esperar alcanzar. De esto nos informan los demás elementos que han conseguido llenar el florero de cristal.
Vayamos por partes

Las pelotas de golf representan los valores de primer orden, después de los básicos. Son imprescindibles. Con ellos es posible construir una vida plenamente 'humana', aunque quizás no suficientemente feliz. Podemos hablar aquí de

la justicia, la libertad, la igualdad, y la salud.

Cuando alguien disfruta de una salud aceptable y de unas relaciones humanas razonablemente justas, convenientemente libres y aceptablemente igualitarias, parece que no le falta nada. Sin embargo, el ser humano tiene otros infinitos matices que no quedan satisfactoriamente complacidos con eso. Es por lo que se han añadido los perdigones, que vienen a representar los valores de segundo orden. Pensemos, por ejemplo, en

la educación, la familia, la economía, la amistad y la seguridad.

Pero, claro, estar informado, tener con quien compartir nuestros problemas y aficiones, disponer de lo necesario para el día siguiente y poder circular por la calle sin miedo a ser violentado tampoco basta, quizás, para disfrutar de una vida satisfactoria y alegre. De ahí que se hayan introducido en el bote infinitos valores de tercer orden, representados por los innumerables granos de arena. Aquí la lista sería interminable. Podríamos hablar de todo lo relacionado con la diversión, las aficiones, los viajes, las conversaciones, las lecturas, el descanso, etc.
El profesor hizo una pausa para limpiar unas gotas de café que habían rebosado hasta la superficie de la mesa. Entonces Miguel le pregunta:
- ¿Y por qué has terminado con el café?
- Porque, amigo mío, por mucho que hayas comido, por muy lleno que estés, siempre te cabe un café, acompañado, si es posible de una agradable conversación con tus amigos.
Se rieron todos espontáneamente, desinhibidos.
Durante unos minutos se dedicaron a comentar, a discreción, el 'experimento' que se les acababa de mostrar. Mientras tanto el profesor fue recogiendo todo el material disperso, dejando sobre la mesa solamente el florero lleno y la bola roja de billar colocada a un lado de la misma. Al profesor le preocupaba que nadie le preguntara por ella.
Dio un paseo entre los alumnos participando con ellos en algunos comentarios. Por fin, Margarita le pregunta: ¿Por qué ha dejado aquella bola roja sobre la mesa? En ese instante, el profesor, sin responder, se da media vuelta, se acerca a su mesa y ruega silencio. Les agradece la atención prestada y les felicita por el interés mostrado en sus comentarios.
- En primer lugar, debo completar la respuesta a la pregunta de Miguel. El café viene a simbolizar los valores de cuarto orden, algo así como la salsa de la vida que proviene del buen humor, de la amabilidad, del silencio escuchador en la conversación, de la serenidad, la confianza, el descanso, la 'ataraxía' de Epicuro, las aficiones sencillas y ocasionales (quizás únicas y exclusivas de cada persona), algo que pone aroma y sabor a la vida de cada uno. En fin.
En segundo lugar, quiero felicitar especialmente a Margarita por haberme preguntado por la bola desplazada, porque esto me permite terminar la representación del relato. Esta bola que, como veis, es la 'omega-u', debe colocarse en la parte superior de todo lo demás. Así, dice mientras le va haciendo sitio, para indicar nuestros objetivos a conseguir, dentro de cada utopía personal. Sólo ahora le podéis hacer la foto a la obra completa. Pero solamente os debe servir para conservar la imagen de este momento, ya que la vida obliga a vaciar el recipiente y a recuperar constantemente algunos valores que desaparecen sin deber, a ir apartando algunos otros que porfían por ser siempre los primeros, sin corresponderles, y a eliminar definitivamente los inútiles. Porque habéis comprendido que unos valores son más esenciales que otros. Por ejemplo, es muy difícil ser amable sin justicia, o tener buen humor sin salud. Sin embargo, en el disfrute de la vida feliz, todos pueden ser igualmente importantes, ya que todos constituyen el conjunto de la vida 'humana', en la que un pequeño detalle puede agriar la totalidad, o, al revés, otro detalle distinto nos permite salir de un malestar general.
Supongamos otro ejemplo: Una persona sabe hacer bien su trabajo y tiene salud para poder desarrollarlo con facilidad, pero si no ve resultados (efectividad), si está de mal humor (ilusión) o si no consigue buenas relaciones con sus compañeros y con el público (amabilidad), su vida puede ser melancólica y sombría, además de colaborar al desánimo de otros y a la tirantez en las relaciones con los demás.
- Profesor.
- Dime, Alejandro.
- ¿Qué hubiera sucedido si hubiéramos empezado llenando el recipiente de arena? Ya no cabrían las bolas de billar, ni las pelotas de golf, ni nada.
- Fantástica pregunta, amigo mío. Todo cambiaría, pero no para bien. Porque si llenáis vuestras vidas de cosas inútiles (fruslerías), no os queda lugar ni tiempo para lo importante. Sin embargo, la felicidad no se planifica solamente por objetivos básicos (como la economía), sino más bien por procesos (way of life). Por eso hay que utilizar las aficiones (aunque sean valores de cuarto o quinto orden) siempre como estímulo, nunca como obstáculo. Un alumno no suspende porque tenga afición a la práctica del fútbol, sino por no saber apreciar el saber. Toda afición debe ser utilizada como reclamo para aficionarse también a otras cosas, pero nunca conviene prohibirla como castigo; las cosas que puedan relacionarse entre sí, no tienen por qué excluirse, sino dosificarse equilibradamente.
Como veis, estamos hablando de valores como si todo el mundo supiera con claridad qué son, cómo se generan y cómo cambian. Pero, como vamos a ver, no sólo es problemático su concepto, origen y transformación, sino que incluso cuando ya nos parece que todos estamos de acuerdo, puede surgir el disenso y la discusión en torno a ellos. Por consiguiente, es necesario dedicarles las pertinentes reflexiones para indicar el camino del convenio y el acuerdo, de una forma razonada y convincente. Pronto podremos comprobar que la tarea no es tan complicada, si damos con el método adecuado.
Epílogo:
Los valores y la relación entre ellos. Relación y jerarquía confeccionada a partir del cuento 'Las pelotas de golf'.
La Ética se desarrolla principalmente en en torno a os valores básicos y a los pertenecientes a los dos primeros órdenes. El resto de los valores pertenecen más propiamente al ámbito particular o individual. También dedica espacio al aspecto filosófico, como exposición de una teoría de valores y como definición de los mismos.
Para saber relacionar actitudes entre diversos valores, es necesario conocer su concepto y contar con la supuesta escala respaldada demolofrátsicamente ('démos' = gente; 'ólos' = todo; 'frátso' = opinar). Esto permite saber cómo valorar actuaciones para poder tomar decisiones con alta probabilidad de obtener consecuencias 'buenas'.
Por ejemplo, un valor de 4º orden puede ser muy útil para la felicidad de un individuo, o de un pequeño grupo, pero nunca puede aceptarse si perjudica el disfrute de un valor básico o de los primeros órdenes. Por otra parte, siempre se podrá 'molestar' a quienes por valores de los últimos órdenes impiden a otros acceder a los primeros. Verbigracia, si se atenta contra la vida o la paz por ganar dinero con una fábrica y venta de armas, o si se antepone el negocio
económico a la escuela, la salud o la alimentación.