Educación cívica

Un investigador, protegido a distancia por dos guardaespaldas, llama la atención en la calle a ciudadanos que manifiestan conductas incívicas. Sacó como conclusión las evidentes y excesivas carencias en educación ciudadana. Porque sucedió que: Sólo un 8% acepta la llamada de atención, a pesar de haber sido formulada con las mejores maneras. Un 15 % amenaza mediante palabras (insultos) e incluso gestos (levantar la mano) violentos. Algunos solo desistieron cuando descubrieron la ‘protección’ del preguntador. El resto se reparte entre los que exigen que los ‘dejen en paz’, quienes preguntan ‘y usted quién es’, los que interpelan ‘y usted qué, no hace nada malo’, los que dan las gracias cínicamente al tiempo que avisan ‘no aceptar lecciones de nadie’, et similia. No es extraño que los miopes de la política sigan pensando, como siempre, en ampliar el sistema de vigilancia y de represión, dada su pertinaz desconfianza en la educación. De este modo, conseguirán tener la calle limpia y ordenada con tal que detrás de cada ensuciador vaya un policía con el talonario de multas en la mano. Iluso Aristóteles cuando decía: “Educado es el que hace libremente lo que los demás sólo hacen por la fuerza”. (4-11-07).